Todos sabemos que representa un esfuerzo importante generar una nueva comunidad online.
Puede resultar más simple o complejo dependiendo del tema sobre el cual gire nuestro mensaje, pero, sin dudas, requerirá de horas de trabajo y seguimiento, constancia y paciencia.
Una vez conseguida, representará un gran valor para cualquier marca, organización o causa. Será la encargada de mover nuestros mensajes, consumir nuestros productos y servicios o, simplemente, escuchar lo que tenemos para decir.
De aquí se desprende el siguiente interrogante; luego de tanto empeño ¿en manos de quién dejamos nuestra comunidad? La inevitable respuesta es… en manos de un tercero.
Nuestras comunidades siempre dependen de una o más herramientas en linea, por ejemplo, Facebook, Twitter, un blog o un cliente de correos electrónicos.
Es decir, si Facebook decide eliminar tu página, entonces, esos doscientos mil seguidores que habías conseguido, se esfuman.
Desde ya que la frase anterior es casi apocalíptica y las posibilidades de que eso pasara son casi nulas (salvo que incumplas sus términos). Pero sin ir a los extremos, Facebook -con los recientes cambios en sus políticas y algoritmos sobre el feed de noticias– ha restado importancia a las páginas de empresa o comunidades en el resumen de noticias de los usuarios.
Una página que antes recibía en promedio mil likes por publicación, puede que hoy se esfuerce por llegar a los doscientos.
Quiere decir que nuestro trabajo se vio duramente afectado por un simple cambio en la plataforma.
Los motivos por los que las plataformas cambian son diversos; para innovar, para ser más rentables, para ganar más dinero, para obligarte a pagar por cosas que antes eran orgánicas, para aumentar su rentabilidad, para generar más ingresos, pa… bueno, creo que se entendió.
Chistes aparte, los motivos realmente no nos incumben porque son ajenos a nosotros. Lo que importa es que tomemos conciencia de que éstas cosas pueden pasar, y de hecho, pasan.
Desde ya que siempre vamos a depender de una plataforma porque, en última instancia, es una comunidad online y online implica que estamos dependiendo de Internet. Pero sin ser ridículamente paranoicos deberíamos llevar nuestras comunidades, al menos las más comprometidas con nosotros, a otros medios sobre los que tengamos mayor «control».
¿Cuales son? Nuestro blog, nuestra web, nuestro propio foro e, incluso, obtener mails para armarnos de una base de contactos.
Facebook, Twitter y todas las redes más conocidas son grandes lugares para hacer nacer nuestras comunidades; tienen miles de millones de usuarios, todos ellos están acostumbrados a usarlas y eso se traduce en un público potencial muy amplio.
Sin embargo, adoptar un plan digital completo sería lo más seguro. Incorporar herramientas como los newsletters o blogs, nos dan un mayor control sobre nuestra base de usuarios.
La idea no es alejarnos de las plataformas que no podemos controlar, sino ampliar los medios por los que somos capaces de llegar a nuestra comunidad con el fin de que, si uno de éstos cambia y pasa a afectar nuestro alcance, el impacto negativo se notará pero no será tan grave como si centralizáramos todo en un único soporte.