La web, desde hace tiempo, es interactiva y le da voz a sus usuarios. Los que interactúan aquí son las mismas personas con las que nos conectamos en el plano offline, sin embargo, muchas veces su comportamiento es diferente.
¿Por qué existen estos álter egos online? Los motivos serán diversos pero, entre ellos; el anonimato, el impulso de las masas y la posibilidad de moldear tu personalidad a la que crees, será del agrado de aquellos que te lean.
Desde la perspectiva del creador de contenidos (sea cual fuere su medio – un blog, videos en YouTube, Facebook, etcétera) existen dos escenarios, generalizando: Aquel que quiere crear una comunidad y aquel que sólo necesita números.
Es decir, al segundo solamente le interesará viralizar su contenido y aquí los métodos serán diferentes al primer caso (hablamos sobre viralizar aquí). Usualmente, aplica la frase que alguien dijo alguna vez: «que hablen bien o que hablen mal, pero que hablen».
Por otro lado, el que busque crear una comunidad, no sólo deberá difundir su contenido para sumar vistas, sino que deberá elegir su publico y orientar su contenido a éste.
De todas formas, si bien los métodos y fines son diferentes, en ambos casos, no entender a tu público conlleva problemas. Poca interacción, empezar a ser «manejado» por éste, convertirse en un one-hit wonder o, aún peor, cero-hit not-so-wonder, pueden ser algunos de ellos.
Haciendo referencia a un gran video sobre viralización de pensamientos (This Video Will Make You Angry de CGP Grey), podemos imaginar a los pensamientos como un virus que, en lugar de transmitirse con un estornudo, transmitimos hablando o escribiendo online.
Lo que nos lleva a «estornudar» un contenido sobre nuestros contactos, son los sentimientos y, según estudios citados en el video, la ira es el que más incontrolables estornudos nos provoca.
Además, con la ira se genera un componte que lo expande en el tiempo por sobre, por ejemplo, algo que nos haga reir. Éste componente es el contraste de opiniones, es decir, la discusión que se genera entre facciones opuestas e, incluso, dentro de la misma rama de pensamientos que muta con el tiempo.
Todo ésto, sumado a lo expuesto al principio de este artículo y a la velocidad de Internet, es pólvora. De acuerdo a como un creador de contenidos la maneje, podemos terminar con un show de fuegos artificiales o con un arma cargada.
Para aquel que quería viralizar un contenido, apelar a la ira puede cumplir su objetivo, pero no cumplirá el objetivo de aquel que quiera generar una comunidad que lo siga, apoye y difunda.
En éste último caso, es mejor no «atacar» los sentimientos de la gente para lograr, aunque fuese pequeño, un grupo de personas que no comparta algo sólo porque lo enternece, lo indigna o lo hace reir, sino porque realmente valora tu contenido.
Esa será la comunidad que te ayudará contra los comentarios injustificadamente negativos y a expandirte dentro de un público que sea más estable y fiel a tu material.
Tu comunidad puede ser naïve, irónica, sarcástica, constante, esporádica, optimista, negativa o de mil maneras diferentes. Lo importante es que la conozcas y te sientas cómodo con ella.