Sin entrar en el terreno de la filosofía, podemos decir que existe una realidad y es la que advertimos con nuestros sentidos. Entre nuestros sentidos y la realidad es donde ubicamos hardware y software para convertirla en realidad aumentada (AR por sus siglas en inglés) o realidad virtual (VR).
La tecnología nos provee de herramientas que la creatividad pone frente a los consumidores. Hace más de 20 años éstos conceptos nacieron pero es recién en éstos últimos tiempos donde hubo avances respaldados por grandes firmas (como Google, Microsoft y Facebook, por ejemplo) que los orientan y acercan al público.
Existe una idea compartida en éstas tecnologías y es, como decíamos al principio, la de intervenir la experiencia humana a través de sus sentidos. Principalmente la visión, aunque también, por ejemplo, la audición, el tacto y la equilibriocepción.
La diferencia entre Realidad Aumentada y Realidad Virtual se hace notoria en su propia denominación, el primero la aumenta y el segundo la reemplaza. Ampliando ésta idea, entonces;
La realidad aumentada es sumar a la realidad que nos rodea, elementos virtuales pero -y aquí una diferencia importante- sin tapar el mundo.
Es decir, a través de una pantalla conectada a una cámara de video (por ejemplo un smartphone), un vidrio proyectado (por ejemplo Google Glass) o algún otro dispositivo, sumamos a algo real que estamos percibiendo, uno o varios elementos digitales que nos permiten consumir información, jugar o realizar acciones tales como sacar fotos, capturar videos o enviar mensajes.
Por otra parte, la realidad virtual anula la realidad para sumergirnos en un mundo enteramente virtual. En éste caso nuestros ojos son tapados por pantallas (un ejemplo de ésto son los Oculus Rift) y se nos presenta un entorno en el cual disfrutamos de una experiencia aislada del mundo a nuestro alrededor.
Aquí la experiencia puede ser enriquecida con el uso de sonido envolvente, sistemas de movimiento en posición estática y todo tipo de sensores que detecten nuestros gestos para facultar al sujeto de moverse libremente por éste «mundo» digital.
La tecnología está hoy en nuestras manos y en constante perfeccionamiento. Lo que ésta nos permita alcanzar dependerá de cuan creativos podamos ser para escapar de las ideas más obvias y llegar a aquellas que realmente llamen la atención, sean útiles y que -por sobre todas las cosas- sean prácticas para el usuario.